KAMASUTRA ILUSTRADO AL3XWEB
. . . El Arte del Sexo y el Amor . . .
La libélula Ambos tendidos de
costado, en un lugar cómodo y flexible, como la cama. Ella de espaldas a
él, los cuerpos amoldados... En un alarde de destreza, la mujer pasa su
pierna externa flexionada abriendo la puerta al placer: el hombre la
penetra haciendo palanca con la pierna de ella, que se apoya en la cadera
de él. Los secretos que el hombre puede propiciarle a su compañera por la
cercanía de su oreja son el condimento perfecto para alcanzar el máximo de
placer. La penetración llega hasta la mitad del camino, por lo que el goce
viene de la mano del deseo de que se haga profunda y estalle en el orgasmo
más excitante... |
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La hamaca El hombre está sentado (preferentemente
en una superficie dura, no la cama), con las piernas flexionadas y se toma
la parte posterior de sus rodillas. De esta manera, recibe a la mujer que
se hace penetrar acomodándose en el espacio que queda entre las piernas de
él y su tronco. El presiona con las rodillas el cuerpo de su compañera, la
atrae hacia el suyo provocando el vaivén de ambos mientras, por ejemplo,
le besa los pechos que están a la altura de su rostro. Una sensación única
que recuerda el tierno ir y venir de las hamacas de la infancia.
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El molde Con las piernas juntas y recogidas
(para que presionen bien al pene), la mujer se tiende de costado y relaja
su cabeza hacia atrás mientras él la penetra, ya sea por la vagina o por
el ano (excelente posición para sexo anal) Los movimientos deben ser
suaves y coordinados y la penetración lenta y profunda: ambos cuerpos se
amoldan como dos piezas perfectas de un rompecabezas... "El molde" es
ideal para mujeres que tienen problemas en alcanzar el orgasmo y/o gustan
de causar la fricción del clítoris durante el coito: las piernas juntas
logran este efecto tan placentero: aprovéchalo. |
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La carretilla Al borde de la
cama y con los antebrazos apoyados, la mujer se dispone a ser "levantada"
de las piernas por el hombre, quien de pie detrás de ella, la penetra
sosteniéndola de los muslos. El estímulo y el placer se concentran en los
genitales de ambos, pero es el hombre quien lleva el ritmo atrayendo el
cuerpo de ella hacia el suyo. La variedad de movimientos y sensaciones que
permite la postura es asombrosa: circulares, ascendentes y descendentes,
con las piernas de ella más cerradas o bien abiertas... |
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El espejo de placer Ella se acuesta de espaldas, boca
arriba. Levanta sus piernas y deja que él las sostenga arrodillado al
final de su cuerpo y apoyando el otro brazo en el piso. El hombre penetra,
domina y posee el control. La postura permite variar el sentido de la
penetración y la apertura de las piernas. Los rostros no pueden acercarse
y las manos poco pueden hacer en esta posición, lo cual genera una
ansiedad sumamente excitante: ambos cuerpos corren juntos la carrera para
llegar al orgasmo y reflejan en el otro los más variados gestos de placer
y lujuria. |
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El trapecio El hombre se sienta con las
piernas abiertas y su compañera (ya penetrada) arriba de él. Tomándola de
las muñecas, ella se va relajando hacia atrás hasta caer por completo:
debe estar súper relajada y entregada a la fuerza de su compañero que la
atrae a su cuerpo con sus brazos provocando la embestida necesaria para el
coito. Es una postura complicada ya que requiere la liviandad de la mujer,
bastante equilibrio de ambos y la fuerza y habilidad del hombre. Ideal
para cambiar la rutina y probar nuevas emociones... |
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El tornillo Nada más recomendable para una
mujer con dificultades para llegar al orgasmo que las posturas que
presionan el clítoris mientras la vagina es penetrada. En "El tornillo"
esto se cumple a rajatabla. Ella se acuesta en el borde de la cama y
tiende sus piernas flexionadas a un costado de su cuerpo (cada mujer sabrá
cuál cuál de los dos lados le resulta más confortable). Esto permite
mantener el clítoris atrapado entre sus mejores aliados para llegar al
preciado orgasmo: los labios vaginales. La mujer puede contraer y relajar
toda la zona, mientras él la penetra arrodillado frente a ella y tocando
sus pechos. Un manjar. |
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La amazona En este caso, es el hombre quien
se relaja y se acuesta boca arriba, con las piernas levemente abiertas y
flexionadas hacia su pecho. La erección la espera a ella, que se acomoda
en cuclillas amoldándose a la postura adoptada por él. La mujer se
"sienta" literalmente en el pene de su compañero. Debe hacerlo lentamente.
Sus muslos impulsarán todo el movimiento que necesita esta postura, donde
la penetración se da en sentido arriba-abajo. Sólo apta para espíritus
arriesgados y mentes abiertas, "La amazona" es la mujer que cabalga a su
hombre de la manera más salvaje y primitiva. |
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La butaca Recostado sobre una almohada o
almohadón confortable, el hombre se sienta con las piernas flexionadas y
un poco abiertas. Esta posición permite la postura que consiste en que
ella se siente cómodamente en el espacio que él forma con su cuerpo. Con
la ayuda de sus manos, el hombre acomoda a su compañera en su erección,
controlando ambos el ritmo y la intensidad de la penetración. Las piernas
de ella se apoyan suavemente en los hombros del hombre, quien tiene su
cabeza atrapada y envuelta en los muslos de su compañera. El hombre puede
tocar el clítoris de ella al tiempo que la sostiene de la cintura con
fuerza. La dificultad que reside en acercar los rostros y lo osado de la
propuesta, convierten a "La butaca" en una postura diferente y
extremadamente sensual. |
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La somnolienta La mujer se tiende de costado y
el hombre se ubica en su espalda para penetrarla. Ella estira una pierna
hacia atrás y la enrosca en la cintura de él. Ideal para hombres dotados y
mujeres flexibles, "la somnolienta" cumple varios anhelos de las mentes
fantasiosas: en primer lugar, que ella esté de espaldas a él, y al mismo
tiempo acceda a su rostro y cuello. Además, que él tenga cómodo acceso al
clítoris y los pechos de su compañera. La apertura de la pierna posterior
de ella para recibir al pene y el abrazo de esa misma pierna alrededor del
compañero es quizás lo más sexy de esta postura. Anímate! |
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La medusa Arrodillado en una superficie
confortable (pero no muy blanda como la cama), el hombre se entrega a la
voluntad de la mujer en esta posición: ella descenderá hacia su sexo y se
hará penetrar lentamente cuando lo desee. Previamente podrán besarse,
rozar sus pechos, abrazarse, acariciar la espalda del otro y apoyar
suavemente el glande en la vagina y frotarlo con el clítoris: de esta
manera, la penetración llegará con un placer infinito. Durante el coito,
si él no puede entregarse estoicamente a los movimientos de ella, puede
marcar el ritmo tomándola por la cintura y atrayendo su cuerpo hacia el
suyo. El enfrentamiento de los rostros ofrece la excitante oportunidad de
hablarse y besarse en la boca hasta que el deseado orgasmo llega. |
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Variante de La fusión Si el hombre se relaja y apoya
todo su cuerpo y la mujer se incorpora levemente, la fusión adquiere una
variante donde la penetración es más profunda. El ritmo lo sigue llevando
ella y el movimiento que sale con más facilidad es el arriba-abajo que la
mujer debe realizar sobre su compañero. Las manos de ella pueden tocar el
pecho de él o tomar su pene como si lo masturbara para aumentar el placer
de ambos. |
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La posesión Las piernas se entrelazan en esta
postura sensual y placentera, donde la mujer permanece acostada y con las
piernas abiertas esperando que su compañero la penetre sentado y tomándola
de los hombros para regular el movimiento. El pene entra y sale desviando
su movimiento hacia abajo, ya que la altura del vientre de la mujer queda
levemente más arriba que la del hombre. |
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Variante de Cara a cara Esta postura clásica también se
realiza con la mujer en la posición dominante, lo que resulta muy
excitante para muchos ya que modifica sustancialmente lo tradicional en la
"Cara a cara" que es el hombre sobre la mujer. De esta forma ella puede
frotar su clítoris en el vientre de su compañero con más facilidad y según
su antojo. Es ideal para las mujeres a las que les cuesta llegar al
orgasmo y necesitan una estimulación muy directa del clítoris y los labios
vaginales. Además el hombre puede tocar impunemente los glúteos de su
compañera, meter sus dedos en el ano de ella y atraerla hacia su cuerpo
con fuerza tomándola de las nalgas. |
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Variante de La doma La mujer también puede "domar" a
su potro colocándose de espaldas a él y marcando el ritmo apoyando sus
pies en el piso. El, a su vez, puede tocar sus pechos, besar su cuello y
tirar del cabello de su compañera mientras ella se mueve. El ángulo de
visión que ofrece esta variante es uno de los más excitantes para el
hombre, ya que permite ver en primer plano cada embestida que realiza su
compañera. |
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La doma El hombre cómodamente sentado
recibe a su compañera que se encaja a su cuerpo sentándose también sobre
la erección de él. La mujer puede hacerse desear tomando el pene con la
mano y posándolo sobre su vagina haciendo movimientos suaves sobre ella,
pero sin introducirlo. El hombre puede imponer su voluntad presionando a
la mujer hacia su miembro lentamente, mirándola a los ojos. La pasión del
abrazo, los juegos de lengua y las espaldas de ambos al alcance de la mano
para causar escalofríos en el otro son algunas de sus bondades. La doma
puede ser un camino hacia un orgasmo intenso e
inolvidable. |
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El sometido El hombre se acuesta cómodamente
entregando su placer a la voluntad de su compañera. Aprovechar este juego
de sometimiento masculino puede ser un estimulante total para ambos: el
encuentro puede empezar con caricias y besos de ella a él, que permanece
siempre en la misma posición, para terminar en la penetración profunda que
permite la posición, donde ella se coloca de espaldas y controla los
movimientos ayudándose de los brazos. Muy erótico para el hombre resulta
que ella asome su rostro por sobre su hombro. Además, el hombre tiene un
fácil acceso al ano y los glúteos de su compañera, quien puede disminuir
la velocidad de los movimientos para disfrutar del estímulo anal o de que
su pareja toque sus pechos. |
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Cara a cara Postura clásica y universal, pero
no por eso aburrida, el cara a cara permite una infinidad de variantes
para hacerla más atractiva y excitante. La movilidad de las manos, la
cercanía de los rostros y la comodidad de los cuerpos son las ventajas que
la hicieron famosa. No hay que temer probar nuevos tipos de contacto
durante el coito en esta posición: que ella toque los glúteos y el ano de
su compañero, que él frote el clítoris de la mujer o que ella misma lo
haga, que las piernas de ambos estén más cerradas para sentir cierta
dificultad en la penetración.... Es una posición que muchos identifican
con el amor y el romance, los comienzos de una pareja, la adolescencia...
pero vale la pena experimentarla en todos las etapas de la vida sexual y
sacarle el jugo a sus ventajas. |
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Deleite Ella se arrima al
borde de la cama o de una silla. El se arrodilla para dejar su pene a la
misma altura que la vagina de ella, que se abre de piernas para recibir el
sexo de su compañero y echar su cuerpo para atrás en una sutil relajación.
Al mismo tiempo, el cuerpo de él es envuelto por las piernas de ella
mientras se ocupa de marcar el ritmo de la penetración. |
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La profunda Esta es una posición de
penetración total, de allí su nombre. Con las piernas elevadas y abiertas,
ella aguarda a que su compañero introduzca el pene en su vagina para
calzar sus piernas en los hombros de él, que apoyará sus manos para
regular el movimiento. A muchas mujeres puede parecerles complicada,
incómoda o dolorosa la visualización de esta postura, pero vale la pena
probarla porque ofrece la penetración absoluta y un contacto genital
único: los testículos se posan suavemente entre los glúteos y el clítoris
se encuentra presionado por la abertura de las piernas. La dificultad para
besarse y la distancia de los rostros pueden ser ampliamente excitantes
para ambos. |
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Las aspas de molino Boca arriba, la mujer se tiende
con las piernas abiertas a recibir a su compañero que, en esta posición,
la penetra de frente a las piernas de ella. La diferencia de sensaciones
es notable en este tipo de penetración: el clítoris y los labios vaginales
están en pleno contacto con la pelvis y los alrededores del pene del
compañero y la penetración más accesible es a través de movimientos
circulares. El hecho de no poder verse cara a cara le da un encanto
especial a la postura. La novedad de las caricias sorprende gratamente: la
mujer puede acariciar las nalgas de su compañero, clavar suavemente sus
uñas en la parte posterior a las rodillas, asir los testículos de su
compañero. El hombre; chupar los pies de ella, morder sus dedos, acercar
su mano a los genitales de ambos que se están fundiendo y tomar su pene
para penetrarla mejor. |
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La acrobática No apta para cuerpos entumecidos,
esta posición puede parecer incómoda, pero si la flexibilidad lo permite
puede resultar muy excitante. El se acuesta relajado y erecto. Ella se
coloca de espaldas a él, se hace penetrar, flexiona sus rodillas y se
inclina hacia atrás, lentamente para que el pene no se salga de la vagina.
Para activar el movimiento necesario para el coito, ella debe levantar su
vientre y relajarlo sobre el de su compañero. El tiene fácil acceso al
clítoris y los pechos de su compañera. Ella no puede estar más cargada de
ocupaciones, con lo cual no tiene más que relajar el resto del cuerpo
hasta acabar más cansada que nunca, lo que hace más excitante el orgasmo.
Según el Kama Sutra muchas de estas posiciones están tomadas del hatha
yoga, por lo cual pueden resultar difíciles para los no iniciados. |
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El arco Variante del "Cara a cara", el
arco es una posición que, a través de una pequeña variante, modifica las
sensaciones al extremo. La mujer permanece acostada boca arriba con las
piernas abiertas y flexionadas, apoyando sus brazos detrás de los hombros.
Cuando su compañero esté listo para penetrarla, eleva sus caderas y se
posa sobre las piernas flexionadas del compañero. El placer que ella
recibe se centra en la penetración profunda y en la particularidad de
sentir toda la zona vaginal y abdominal envuelta de la piel del hombre. El
cansancio que se experimenta al mantener la posición se ve recompensado
con la potencia del orgasmo que puede provocar. |
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La sorpresa Esta postura es ideal para los
amantes del sexo más salvaje y primitivo. El hombre, de pie, toma a la
mujer por detrás y la penetra tomándola de la cintura. Ella, relaja todo
su cuerpo conforme la gravedad hasta apoyar sus manos en el piso. El
hombre "sorprende" a la mujer por detrás y marca la cadencia del coito.
Para ella, el placer se concentra en el ángulo de abertura de la vagina
que, al ser limitado, provoca una sensación de estrechez muy placentera
para muchas mujeres. Para él, la sensación más poderosa se expande desde
el glande, que entra y sale de la abertura vaginal a su antojo y acaricia
el clítoris en las salidas más audaces. Además, el campo visual del hombre
abarca el ano, los glúteos y la espalda, zonas altamente erógenas para
muchos. La dominación que él ejerce y la relajación total de ella pueden
favorecer el jugueteo del hombre con el ano de ella: introducir un dedo
durante el coito puede ser enormemente excitante. |
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El furor salvaje También conocida como "perrito",
esta posición es apasionada y salvaje. Ambos en cuatro patas, concentra
una cantidad de ventajas que pocas posturas tienen: la comodidad del
hombre para tocar el clítoris o el ano de su compañera, la variedad de
movimientos que permite, la posibilidad de que la mujer tome con una mano
los testículos del hombre y la facilidad para intercalar sexo anal y
vaginal. Además, la posición permite al pene "atraparse" entre los
glúteos, lo cual suele ser muy excitante para el hombre. En pocas
palabras, el encuentro sexual que incluye esta postura suele ser salvaje y
hacer furor entre sus protagonistas. Dice el Kama-Sutra: "En el ardor de
la cópula, una pareja de amantes enceguece de pasión y prosigue con gran
impetuosidad, sin prestar la menor atención a los excesos". |
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La fusión Para esta postura, el hombre se
sienta echando su cuerpo levemente hacia atrás y apoyando sus manos al
costado del cuerpo. Las piernas pueden estirarse o flexionarse según la
comodidad que se disponga y la cabeza puede estar relajada. La mujer,
asumiendo el rol activo de la ocasión, pasa sus piernas por encima de su
compañero y apoya sus brazos atrás del cuerpo. La estimulación previa debe
ser intensa, ya que durante la penetración esta postura impide el
acercamiento manual y el contacto de las bocas. La mujer marca el ritmo o
se pacta un encuentro pene-vagina con un movimiento de ambos hacia el
centro. De cualquiera de las dos formas, es esencial que el clítoris
aproveche los impactos con el cuerpo de él. La mirada tiene un componente
fundamental y la palabra puede ser un increíble arma para gozar la fusión
por completo. |
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La catapulta Elevar las caderas, en el caso de
las mujeres, es una valiosa fuente de placer, ya que pone en contacto con
el cuerpo del hombre áreas de su cuerpo que, en posiciones más
tradicionales, no se tocan. En este caso, el hombre se arrodilla y recibe
la vagina de su compañera dejando que ella apoye los glúteos en sus
muslos. La mujer puede extender sus piernas en el torso del varón o
flexionarlas apoyando las plantas de los pies en su pecho. El hombre tiene
fácil llegada al clítoris, por lo que puede estimular la zona con las
manos y mirar la vagina en primer plano. El ritmo lo marcan juntos, acorde
al deseo de ambos y a la flexibilidad de la mujer. |
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El abrazo total La pareja está de pie, desnuda y
enfrentada. Ella trepa a su compañero por los hombros y abraza su cuerpo
con las piernas. El toma a la mujer de los glúteos y la atrae a su cuerpo
para penetrarla. El abrazo total es parte de un sexo pasional y creativo,
donde el contacto corporal es muy completo. El ritmo del coito puede ser
de dos maneras: de arriba hacia abajo o de atrás para adelante,
dependiendo de la intensidad de placer que ambos experimenten con cada
opción. |
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